COVID-19 es un coronavirus potencialmente grave. En los casos más severos, este virus puede causar infección en los pulmones, insuficiencia renal e incluso la muerte. Es por esta razón que en la actualidad existe una carrera contra el tiempo para descubrir una vacuna.
Los síntomas más habituales que presentan los contagiados son similares a los de la gripe: fiebre, tos, dificultades respiratorias, cansancio y dolores musculares.
Y si bien la mayoría de las personas presentan síntomas leves similares a la gripe, hay un 15% de los casos, que han sido graves y en alrededor del 5% de los casos ha provocado una enfermedad crítica.
Los adultos mayores y las personas con preexistencias son más vulnerables a enfermarse gravemente con el virus COVID-19. De hecho, cuando los diabéticos desarrollan una infección viral, puede ser más difícil de tratar debido a las fluctuaciones en los niveles de glucosa en la sangre y, posiblemente, la presencia de complicaciones de la diabetes.
Además el sistema inmunitario se ve comprometido, lo que dificulta la lucha contra el virus y probablemente conduce a un período de recuperación más largo. En segundo lugar, el virus generalmente prospera en un entorno de glucosa elevada en la sangre.
Para las personas que viven con diabetes, es importante tomar precauciones para evitar el virus si es posible. Las recomendaciones que se emiten ampliamente al público en general son doblemente importantes para las personas que viven con diabetes y para cualquier persona que tenga contacto cercano con personas que viven diabetes.