La retención de líquidos puede tener muchas causas, pero durante el verano pasa de manera más frecuente por el calor y la humedad que hay en el ambiente.
¿Y por qué pasa esto? Para lograr aclimatarnos al exceso de temperatura nuestro cuerpo activa el sistema de sudoración, que tiene como objetivo refrescarnos para controlar la temperatura. Esta misma sudoración hace que nuestros requerimientos de líquidos aumenten para empatar la pérdida de agua.
Durante la temporada de verano, nuestro peso puede aumentar debido al aumento de agua corporal. Además hay que considerar que existen hormonas como la aldosterona que conservan líquidos, lo que permite al riñón retener más agua y reducir la cantidad de sal en el sudor.
A pesar de que esta retención de líquidos ocurre por un proceso natural, es bueno hacer ciertas modificaciones en la alimentación y en el estilo de vida que llevamos para que sus efectos se suavicen.
Lo primero que debes hacer es reducir la sal. Este es un compuesto que contiene sodio, el cual se une al agua corporal para promover la retención de líquidos. Una de las formas más fáciles de disminuir el consumo de sodio es evitando agregar sal a tu comida, especialmente cuando aún no la has probado.
También es bueno evitar alimentos procesados o enlatados, pues normalmente tienen grandes cantidades de sodio que se les agrega para ayudar a su conservación y potenciar el sabor.