En la actualidad y con el contexto que estamos viviendo este 2020 se nos hace evidente la necesidad enfocándonos en llegar lo más saludable que podamos a la vejez, ya que la asociación de patologías como hipertensión arterial, diabetes mellitus o déficits cognitivos hacen que la mortalidad de otras enfermedades asociadas sea mayor, como es el caso del COVID-19.
Antes de la pandemia las recomendaciones para el bienestar físico y mental en esta etapa, se enfocan en la socialización, mantenerse activos físicamente, tener una dieta saludable, mantener controladas patologías de base, todo lo cual se ha visto interferido este año.
La pausa de los controles con los médicos de cabecera, el fin de las actividades sociales e incluso la imposibilidad de poder salir fuera de casa durante los tiempos más crudos de cuarentena han cambiado el panorama.
La indicación actual es clara: Usar mascarilla, mantenerse en casa, tener distancia social con el resto y no asistir a los centros comunitarios.
Esto es complejo porque el aislamiento puede ser causa de patología de salud mental tan frecuente como son los trastornos del ánimo, un aumento del deterioro cognitivo y físico, y también aumenta el riesgo de maltrato por parte de cuidadores.
Es por esto que en estos tiempos el bienestar está asociado a mantener rutinas, como levantarse y acostarse a la misma hora; hacer ejercicio en el hogar, que sean acordes a las capacidades físicas de cada uno. Además de mantener contacto con familiares o redes significativas de manera constante a través de teléfono, vía whatsapp o videollamada.
En la medida que logremos el bienestar en especial de la salud mental de nuestros adultos mayores podremos convivir de mejor manera con esta crisis y con la incertidumbre que genera.